NAPOLEÓN Y SUS PLANES
En el año 1806 Napoleón se encontraba en la punta más alta de su poder. Había derrotado poco tiempo atrás al Imperio Austriaco en Austerliz (1805) y a Prusia (Jena, 1806). Se había incorporado también otros territorios, entre los que destacan Bélgica, Holanda e incluso la misma ciudad de Roma.
Dos adversarios se resistían a Napoleón: Gran Bretaña y Rusia. Tras la derrota hispano-francesa en Trafalgar, en el año 1805, Napoleón se había convencido de que sólo la guerra económica tenía posibilidades de cierto éxito contra Inglaterra. Por esta razón decretó el bloqueo continental (1806). Todos los puertos europeos quedaron cerrados a las mercancías y productos ingleses.
Este bloqueo fracasó, pues los mismos franceses fueron los primeros que sintieron la falta de productos en sus mercados. Además surgió un mercado negro que engañaba al bloqueo y los banqueros franceses se sentían castigados por las medidas tan duras dictadas por Napoleón.
Para contrarrestar esta situación y protestas, el emperador pensó en intensificar la guerra económica contra Inglaterra. Para ello necesitaba la colaboración española. Francia, España y el primer ministro Godoy firmaron un tratado de reparto de Portugal. Este tratado, conocido como el Tratado de Fontainebleau (1807) autorizaba al ejército francés a pasar por territorio español para invadir Portugal.
LAS TROPAS FRANCESAS INVADEN ESPAÑA
Ante la indiferencia de las autoridades españolas, más de 100.000 soldados franceses cruzaron las fronteras con España, se instalaron en las principales ciudades españolas y tomaron posiciones en torno a la frontera portuguesa. Los gobernantes españoles no supieron oponerse a ello, pero el pueblo se rebeló contra los invasores.
Lo que comenzó con un levantamiento, se transformó en una guerra generalizada. Esta situación fue un contratiempo para Inglaterra. No dudó en apoyar a los españoles en su lucha contra los franceses. Es la Guerra de la Independencia.
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