viernes, 15 de julio de 2016

A Los Dólmenes de Antequera, Patrimonio de la Humanidad

¿Dónde está la provincia de Mälaga?
(https://es.wikipedia.org)



Los Dólmenes de Antequera ya son Patrimonio de la Humanidad. El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco ha decidido reconocer con este galardón al conjunto megalítico en una reunión que ha comenzado esta mañana del día 15 de Julio de 2016 en Estambul (Turquía). Un creciente aplauso ha seguido a la designación de este reconocimiento único para la provincia de Málaga, para toda Andalucía y para toda España.

Entrada al Dólmen de Menga
(http://www.eldiario.es)








Los Dólmenes de Antequera son un bien cultural formado por varios sepulcros megalíticos. Están considerados como una de las primeras formas de arquitectura y paisaje monumental de la Prehistoria europea. El conjunto monumental es uno de los ejemplos mejor conservados y más grandes de Europa del megalitismo en el continente, superando al de Stonehenge, y con una antigüedad de 6.000 años. 

Interior
(http://arqueoeducablog.blogspot.com)
La concesión de este galardón puede suponer un revulsivo turístico y cultural para el interior de la provincia de Málaga, ya que el conjunto de los Dólmenes atrajo a más de 100.000 personas. 

(Tomado de http://www.abc.es Modificado por José I. Iglesia Puig sm el día 15 de Julio de 2016)

A continuación te dejo un vídeo que te enseña estos Dólmenes y el paisaje que les rodea. Tiene algunas explicaciones en español, fáciles de leer y de entender.



¡Enhorabuena a Antequera, a toda Andalucía y a toda España... y también a toda la Humanidad, que tiene en Antequera un lugar tan bonito y especial!


miércoles, 16 de marzo de 2016

P Un viaje en busca del amor...

EL VIAJE SECRETO DEL HEREDERO DE INGLATERRA POR AMOR
Velázquez - María de Hungría (Museo del Prado, 1630).jpg
María de Austria
(Diego de Velázquez, 1630)
(https://es.wikipedia.org)
Después de unos años de lucha entre Felipe II de España e Isabel I de Inglaterra, la llegada al trono de Inglaterra de Jacobo I, llevó consigo un período de paz entre ambos países. Felipe III y Felipe IV también mantuvieron la paz e incluso Felipe IV intentó llegar a un acuerdo matrimonial con Inglaterra: la boda de Carlos Estuardo, Príncipe de Gales y la Infanta Doña María de Austria, hermana del mismo Felipe IV.
Las negociaciones fueron largas. Como los dos reinos no se ponían de acuerdo, en marzo de 1623, el Príncipe de Gales y el Duque de Buckingham recorrieron medio continente y viajaron en secreto a Madrid. El Príncipe venía en búsqueda de su amada. Ambos se presentaron en la casa del Embajador de Inglaterra, que rápidamente les reconoció.

UN PRÍNCIPE ROMÁNTICO HUMILLADO
El Príncipe de Gales, que era un gran romántico, pensaba que la Infanta se entregaría en sus manos rápidamente. Sin embargo no sabía que Doña María de Austria había prometido meterse monja si le obligaban a casarse con el Príncipe hereje.

 

El Conde Duque de Olivares, que era el ministro-valido de Felipe IV preparó una gran serie de fiestas y muestras de amistad al Príncipe de Gales. Sin embargo la Infanta no se dejó convencer, pues los negociadores españoles habían puesto sus condiciones para poder casarse con él: el futuro Rey había de convertirse a la religión católica y dejar de perseguir a los católicos en su país.

LAS CONSECUENCIAS DE LA HUMILLACIÓN
Charles I (1640).jpg
Carlos I de Inglaterra y de Irlanda
(Van Dyck, 1636)
(https://es.wikipedia.org)
No hubo acuerdo entre España e Inglaterra y Carlos, Príncipe de Gales, se marchó de España humillado y prometiendo vengarse. Dos años más tarde, en 1625, los ingleses atacaron Cádiz y fueron derrotados.
El Duque de Buckingham, que era cada vez más impopular en Inglaterra, fue asesinado en 1629. En 1640 estalló la guerra civil en Inglaterra, una de cuyas consecuencias fue la ejecución de Carlos I en 1649. Como curiosidad decir que en la novela El capitán Alatriste, así como en la adaptación al cine de este libro, aparece el Príncipe de Gales junto al Duque de Buckingham en su visita secreta a Madrid a la que antes hemos hecho referencia en 1623.

(Tomado de http://www.abc.es y modificado por José I. Iglesia Puig sm el día16 de Marzo de 2016)

lunes, 7 de marzo de 2016

H La expulsión de los Jesuitas

Emblema de los Jeuitas
(www.aciprensa,com) 
La expulsión de los jesuitas del Imperio español en el año 1767, fue una medida firmada por Carlos III dentro del ambiente hostil hacia esta orden religiosa en la Ilustración, sacudió profundamente la Cristiandad. Al fin y al cabo, la Compañía de Jesús estaba fundada por españoles y muy vinculada a la historia de nuestro país, desde la Contrarreforma a la evangelización de América. 
Las razones oficiales para justificar la deportación achacaban a los jesuitas haberse enriquecido enormemente en las misiones, haber intervenido en política contra los intereses de la Corona y hasta perseguir el asesinato de los reyes de Portugal y de Francia. Eran mentiras o, en el mejor de los casos,exageraciones para ocultar una respuesta aún más sencilla: se habían convertido en unos intrusos de su propia casa. 

LOS INICIOS DE LOS JESUITAS 
San Ignacio de Loyola
(www.jesuitasaru.org)
El día 15 de agosto de 1534, Ignacio de Loyola, un antiguo militar y consejero de Carlos I destinado a convertirse en santo, juró junto a sus siete seguidores más fieles en Montmartre (París) «servir a nuestro Señor, dejando todas las cosas del mundo». Después de los votos de Montmartre, se incorporaron al núcleo tres jóvenes franceses y se dirigieron en peregrinación a Jerusalén, que no pudieron alcanzar debido a la guerra entre Venecia y el Imperio Otomano. Por esta razón, el grupo se dirigió a Roma, donde fundaron tras largas reflexiones la Compañía de Jesús, que fue aprobada el 27 de septiembre de 1540 por Paulo III. 
La Compañía de Jesús fue un instrumento fundamental de la Iglesia católica durante la Contrarreforma y varios de sus miembros se destacaron en el Concilio de Trento, que sirvió para aclarar diversos puntos doctrinales y combatir desde la teología el cisma surgido con el movimiento protestante. Desde su origen, los jesuitas profesaron los tres votos normativos de la vida religiosa (obediencia, pobreza y castidad) y, además, un cuarto voto de obediencia absoluta al Papa, «circa misiones», que es el motivo, precisamente, de que los estados comenzaran a desconfiar de la orden a partir de la Ilustración. 

LOS REGALISTAS CONTRA LOS JESUITAS 
La actitud inflexible de los defensores de los derechos de la Santa Sede contra los regalistas (los defensores de los derechos privilegiados de la corona en las relaciones con la iglesia) fue la causa de fondo de todas las disputas que acontecieron a los jesuitas. En 1759, el Reino de Portugal encerró en el calabozo a 180 religiosos en Lisboa y expulsó al resto acusando a la orden de instigar un atentado contra la vida del Rey. Tres años después, en 1762, Francia usó el mismo argumento y declaró su ilegalidad. 

LA EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS EN ESPAÑA 
Ilustración que muestra a un grupo de jesuitas siendo embarcado para su expulsión
Jesuitas embarcando para su expulsión
(www.abc,es)
Pese a que los jesuitas habían ejercido un papel destacado durante los reinados de la dinastía Habsburgo, cabe recordar que Carlos I era amigo personal de Ignacio de Loyola, su auténtica ascensión «política» se produjo con la llegada de los Borbones a la Monarquía de España. Así, tanto Felipe V como Fernando VI tuvieron confesores jesuitas. Sin embargo, la caída de la Compañía de Jesús comenzó a gestarse poco después, en 1754 con la llegada al poder de un gobierno significativamente anti-jesuítico. 
Carlos III de España, compartía desde la infancia el recelo de su madre, la Reina Isabel de Farnesio, sobre las intenciones de esta orden religiosa. Bajo la acusación de estar detrás de los motines populares del año anterior –conocidos con el nombre de Motín de Esquilache–, Carlos III firmó la Pragmática Sanción en 1767 que dictaba la expulsión de los jesuitas de todos los dominios de la Corona de España, incluyendo los de Ultramar y decretaba la incautación del patrimonio que la orden tenía en el imperio. Sin embargo, las verdaderas causas que motivaron la medida hay que buscarlas más allá de las revueltas sociales,donde la implicación jesuita nunca ha podido demostrarse. 

CARLOS III AMPLÍA LA PERSECUCIÓN 
Carlos III de España
(Manuel Salvador Carmona)
(www.biblioteca.ucm.es)
Con gran sigilo, en la madrugada del 2 de abril de 1767, las tropas reales acudieron a las 146 casas de los jesuitas y les comunicaron la orden de expulsión contenida en la Pragmática Sanción. Fueron deportados de España 2641 jesuitas y de las Indias 2630. Los primeros fueron acogidos inicialmente en la isla de Córcega, perteneciente entonces a la República de Génova. Y el Papa Clemente XIII se vio obligado a admitirlos en los Estados Pontificios cuando los franceses tomaron la isla de Córcega. 

LA SUPRESIÓN 
Y LA RESTAURACIÓN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS 
No obstante, la guerra de Carlos III contra la Compañía de Jesús continuó tras su salida de España. El papa Clemente XIII resistió las presiones de los monarcas europeos que pedían la supresión total, pero la elección de Clemente XIV, conocido por su poco aprecio por los jesuitas, sirvió en bandeja la posibilidad de acabar completamente con la orden. Clemente XIV promulgó el breve «Dominus ac Redemptor» donde suprimía la Compañia de Jesús y decretaba la conversión de los jesuitas en miembros del clero secular. No en vano, algunos se negaron a acatar la decisión y se refugiaron en el reino de Prusia y en el Imperio Ruso, donde fueron protegidos por sus respectivos soberanos. 
Casi medio siglo después, en el contexto de la Restauración de 1814, el papa Pío VII emitió la bula «Solicitudo omnium Ecclesiarum», que restauraba la Compañía de Jesús. En España, el nieto de Carlos III, Fernando VII, autorizó inmediatamente su vuelta.

(Tomado de http://www.abc.es y modificado por José I. Iglesia Puig sm el día 7 de Marzo de 2016)

sábado, 23 de enero de 2016

P Fernando el Católico, 500 años después

Fernando el Católico
(http://redhistoria.com)
El 23 de enero de 1516 moría en Madrigalejo, Cáceres, el rey Fernando el Católico. Hoy hace 500 años. El rey Fernando ha sufrido una polarización que ha lastrado su imagen. Unos historiadores le han asimilado tanto a Isabel, su mujer, con la que se casó en 1469, que han reducido su significación a la condición de marido de la reina de Castilla, en el escenario del matrimonio feliz y armónico que tanto se ha idealizado y sublimado. 
El arquetípico tanto monta, monta tanto, en realidad, era incumplido por estos historiadores que ahogaban la figura de Fernando en el fondo bajo el aura dorada de su esposa, Isabel, la candidata a la santidad, la piadosa, discreta, esposa enamorada, madre amantísima. El, en cambio, Fernando ha sido visto por esta historiografía como el marido infiel, mirada torva, egoísta, avaro… Siempre segundón en el retrato comparativo que hicieron los cronistas de ambos. 
En el otro extremo ideológico, la historiografía nacionalista catalana lo ha fustigado sistemáticamente, como rey de la dinastía castellana de los Trastámara, absolutista, enfrentado a su hermanastro Carlos de Viana, el hijo mayor de Juan II de Aragón, convertido éste en mito romántico, por su muerte oscura y precoz. No importa que Vicens Vives ya en los años treinta del siglo XX, demostrara que esta imagen de Fernando era pura quimera. El arquetipo negativo del Rey Católico sigue vigente. 

Fernando e Isabel
(http://www.abc.es)
A la hora de juzgar al rey Fernando hay que precisar en primer lugar la dificultad de separar su reinado del de Isabel. Se casaron en 1469 y ella murió en 1504. Treinta y cinco años juntos. Una unión matrimonial que desde luego, no fue unidad nacional tal y como entendemos hoy el concepto de nación. Castilla y Aragón siguieron manteniendo plena jurisdicción sobre la Corona que representaba cada cónyuge. Una gran parte de la nobleza castellana, cuando murió Isabel, demostró tener más simpatía por Felipe el Hermoso, marido de Juana la Loca que por Fernando. Ello determinó en buena parte, la decisión de éste de casarse con Germana de Foix en 1505 y dar un giro a su vida, proyectándose más intensamente hacia Italia.
La rendición de Granada
de Francisco Pradilla)
(https://es.wikipedia.org)
A la hora de juzgar a Fernando e Isabel no podemos, por otra parte, entrar en el concurso de méritos en torno a los acontecimientos decisivos que ambos protagonizaron y que tienen en 1492 su referencia fundamental: la conquista de Granada, la expulsión de los judíos o el descubrimiento de América. En todos estos hitos históricos, ciertamente, Fernando tuvo un papel más trascendente de lo que tradicionalmente se ha dicho. En particular, respecto al apoyo fundamental para que Colón llevara adelante su proyecto, como estudió Manzano. Fernando tuvo una participación trascendente en la decisión fina a través de muchos funcionarios y asesores suyos que intervinieron en la aprobación final del viaje colombino. Fernando, por otra parte, se ufanó no pocas veces, de su participación decisiva en la gestación del descubrimiento. En 1508, dirigiéndose al capítulo general de la Orden de San Francisco reunido en Barcelona, hacía constar: "Haber sido yo la principal cabeza de que aquellas islas se hayan descubierto".

(http://heronstairsnews.blogspot.com)
Pero la figura de Fernando el Católico emerge, con un significado especial, al margen de Isabel, por su perfil de político, en toda la dimensión cóncava del término. Lo resaltó Maquiavelo que lo escogió su obra El príncipe (1513) y lo acabó ratificando Baltasar Gracián en El político (1640). Fernando el Católico ha pasado, en definitiva, a la historia, como el pionero de la razón de Estado. Como ha recorrido Ángel Sesma, Fernando fue, de hecho, el primer monarca hispano en eliminar de su firma el nombre y dejar su sello en un incuestionable: yo el rey. Un rey autosatisfecho, como superador de infinidad de trances. Su obsesión, en medio de una vida extraordinariamente agitada, en la que no le faltó hasta un atentado como el que sufrió por parte del payés de remensa Juan Canyamares el 7 de diciembre de 1492, fue el equilibrio, la conjunción de los extremos.

(http://www.general-ebooks.com)
El rey Fernando, aragonés nacido en Sos de Aragón, se movió siempre entre Castilla, Navarra y Cataluña, conjugando el absolutismo y el foralismo, con una increíble capacidad de adaptarse a todas las situaciones. Esa virtud ya la subrayó el cronista Pulgar, que escribió su retrato de Fernando: "la fabla igual ni presurosa ni mucho espaciosa. Muy templado en su comer y beber y en los movimientos de su persona porque ni la ira ni el placer facían en él alteración. Tenía la comunicación amigable. Home era de verdad, como quiera que las necesidades grandes en que le pusieron las guerras le facían algunas veces variar"
Los valores individuales, la apelación a la fortuna (que él tiñó de providencialismo) y la invocación de la necesidad como justificación o aval legitimador, principios de Maquiavelo marcaron siempre el ejercicio político de Fernando. Su relativismo moral le hizo buscar la conciliación de intereses distintos y distantes.
En el marco de la revolución catalana de 1640 siglo y medio después de su muerte, un texto anónimo se refería a él nostálgicamente: «Quien mayor entendió esta razón finísima de Estado fue el católico rey Don Fernando que tenía como regla que siempre que la balanza de la satisfacción del rey y del Reino estuvieran iguales sería durable el rey y el Reino». 

Sepulcro de los Reyes Católicos
(Catedral de Granada)
(http://www.esicomos.org)
El sueño de todo buen rey, la satisfacción conjunta del rey y del Reino. La monarquía española después de la muerte de Fernando el Católico se proyectó hacia otros horizontes: salió, en buena parte, del Mediterráneo, soñó con imperios lejanos, olvidó el pragmatismo de Fernando. 

(Tomado de http://www.abc.es y modificado por José I. Iglesia Puig sm el día 23 de Enero de 2016)