sábado, 24 de noviembre de 2012

AP El nacimiento del arte gótico

UN EDIFICIO SINGULAR EN LA CIUDAD BAJO MEDIEVAL: LA CATEDRAL 
Durante la Baja Edad Media, las ciudades, con su mayor riqueza y mayor población, tuvieron necesidad de nuevos edificios: ayuntamientos, palacios para nobles y burgueses, lonjas para el mercado y el comercio... Pero, sobre todo, lo que más deseaban los ciudadanos era una gran iglesia que pudiera reunir a todos los fieles: la catedral. Esta solía levantarse en la plaza principal, en el mismo centro de la ciudad. 

La catedral tenía múltiples usos. Servía en primer lugar de casa de oración y para celebrar las grandes celebracioners religiosas. Servía, sobre todo en las naves laterales, para lugar de cita y discusión de la gente, para que peregrinos y extranjeros pudieran allí comer e incluso dormir. La catedral era un edificio vivo que formaba parte de la vida de la ciudad. 

La construcción de una catedral requería la colaboración de mucha gente y una gran inversión de dinero y tiempo. En la construcción de la catedral trabajaba gran cantidad de gente: albañiles, picapedreros, carpinteros, vidrieros... dirigidos por un maestro-arquitecto que dominaba la técnica constructiva. 
En el aspecto económico colaboraban de manera especial los reyes, los nobles y los ricos burgueses que entregaban parte de sus beneficios económicos a esta preciada construcción. Manifestaban así su religiosidad, su deseo de obtener la salvación eterna y el propio orgullo de tener una hermosa catedral. El resto de la población, de ingresos más modestos, colaboraba con horas de trabajo gratuito en la construcción. Unos y otros demostraban un gran entusiasmo religioso. No sólo la gente y el dinero eran importantes. 

El tiempo era otro aspecto que también tenía su importancia. La catedral tardaba muchos años en construirse. Tanto que, a veces, se concluían en otros estilos arquitectónicos distintos al que se había iniciado. Por ejemplo la catedral de Burgos se inició en el año 1221 y las agujas de sus torres se colocaron en 1458. 

EL SIMBOLISMO DE LA CATEDRAL GOTICA 


Planta de la catedral de Amiens (Francia)
http://nopuedonodebo.wordpress.com/2011/09/29/el-arte-gotico/
 La catedral gótica es un edificio simbólico. La planta de cruz latina, como ya vimos en el arte románico, alude a la Cruz de Cristo. El número tres (que se refleja en la estructura de tres partes de la puerta y en las tres naves) tiene un significado simbólico que alude a la Santísima Trinidad (Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo). El rosetón que corona la portada simboliza la perfección y eternidad de Dios que es el Señor del tiempo (Dios no tiene ni principio ni fin, y el círculo del rosetón tampoco). Las portadas con sus esculturas son anticipo de la gloria del cielo. Por otra parte, la nave principal es en sí misma muy simbólica: significa el peregrinar del hombre sobre la tierra en camino hacia el cielo, hacia Dios. 

Además, la luz coloreada que entra en los templos gracias a las vidrieras crea un espacio simbólico y muy espiritual. La arquitectura, hecha de muros muy delgados y ligeros, parece disolverse por efecto de esta luz. La luz es la protagonista de los templos góticos. Pero las vidrieras no servían sólo para crear un espacio con una luz no natural, que evocaba lo trascendente. Las vidrieras, como tendremos ocasión de analizar en la catedral de León, servían como soporte para incluir los grandes programas iconográficos que enseñaban a los fieles y que en el románico habían sido pintados en los muros o colocados en las portadas o los capiteles de las columnas. 

LAS INNOVACIONES ARQUITECTONICAS DEL GOTICO 
Cristo Pantocrator (Catedral de León)
El gótico supuso un nuevo concepto artístico. Hemos estudiado cómo el románico había realizado edificios gruesos, con pocas ventanas y cubiertos con bóvedas de cañón. Poco a poco los muros se hacen más delgados y se abren más ventanas. Los edificios góticos son más altos y luminosos que los románicos. Su estructura se apoya en los pilares, los arbotantes y los contrafuertes, y no en los muros como ocurría en el arte románico. Los muros son más ligeros, desaparecen para ser sustituidos por ventanales multicolores. 
El templo gótico se consideraba una especie de jaula abierta a ese mensaje de Salvación que llegaba a los fieles por boca de los sacerdotes. En las iglesias góticas nada parecía tener peso. Gracias a la compleja técnica constructiva y la vidriera, todo parecía tener una gran ligereza e ingravidez. 

ALGUNOS ELEMENTOS CONSTRUCTIVOS Y DECORATIVOS
Se pudieron construir unas catedrales tan altas y esbeltas gracias al uso de tres elementos nuevos: el arco apuntado, la bóveda de crucería y las vidrieras. Veámoslos. 

El arco apuntado está presente en la arquitectura al menos desde el siglo IX. Consta de dos segmentos de circunferencias entrecruzadas, los cuales se unen en su clave o punto superior formando un ángulo. Su uso permite una mayor verticalidad de los muros, al establecer un sistema de descargas distinto al que exige el arco de medio punto. Un detalle muy importante a tener en cuenta es que el arco apuntado no es un elemento diseñado siempre de la misma manera. Las dimensiones de los segmentos de círculo que intervienen en su trazado pueden ser diversas y encontramos cómo el arco apuntado también va evolucionando en el arte gótico. 
Por su parte, la bóveda de crucería es otro de los elementos distintivos de la arquitectura gótica. Está formada por cuatro arcos apuntados en los correspondientes lados, más otros dos que se cruzan diagonalmente pasando por el centro. 
Bóveda de cañón (románica) y bóveda de crucería (gótica)
http://nopuedonodebo.wordpress.com/2011/09/29/el-arte-gotico/
(modificaciones del autor de este blog, JIIP)

Pero arco apuntado y bóveda de crucería, por sí mismos, no definen un edificio gótico. Para ello hay que considerar otro aspecto más interesante, la teología de la luz. El arquitecto gótico no busca únicamente hacer
edificios más altos para que estén más cerca del cielo. Es su intención también que esas construcciones se levanten con un menor espesor de los muros y que éstos estén abiertos al exterior por amplios ventanales. De esta manera la luz natural puede alcanzar el interior del templo con facilidad. 
Dios es luz, piensa el arquitecto gótico y nada mejor que sea la luz la que presida la casa de Dios. Nada que ver, por lo tanto, con los oscuros interiores de las iglesias románicas. Así se configura el templo gótico, como un espacio de altos muros en los que los vanos proliferan. El riesgo de su desplome quedará eliminado con otra aportación técnica, el arbotante, un arco externo en el que se apoya la bóveda, descargando su peso hasta el exterior.

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