La brújula sirve para orientarse por medio de una aguja imantada que señala el Norte magnético.
El astrolabio permite ver las posiciones de las estrellas sobre la bóveda celeste. La palabra astrolabio significa etimológicamente "el que busca estrellas".
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Desde el 411, varios pueblos germánicos entraron en la Península Ibérica desde los Pirineos. Estos pueblos organizaron su vida en ella sin que el imperio romano pudiera impedirlo. Tan sólo la Tarraconense siguió siendo una provincia fiel a Roma.
Los suevos, vándalos y alanos serán los primeros invasores de Hispania. Los suevos se establecieron en Galicia y fueron los únicos que formaron un reino fuerte. Los alanos ocuparon la Lusitania y la Cartaginense. Por último los vándalos saquearon la Bética y en el 429 cruzaron el estrecho de Gibraltar y fundaron un reino en el norte de África.
LA LLEGADA DE LOS VISIGODOS A LA PENÍNSULA IBÉRICA
El gobierno central romano, incapaz de hacer frente a estas invasiones, pidió ayuda a los visigodos (que eran otro pueblo germánico). Roma firmó un pacto con ellos para que liberasen a Hispania de los pueblos germánicos que la habían invadido. Efectivamente los visigodos expulsaron a estos invasores y se retiran a la Galia. Poco más tarde, a comienzos del siglo VI, empujados por los francos de la Galia, los visigodos deciden trasladarse a Hispania.
Este vídeo contiene muchas informaciones que se han explicado en clase y algunas otras que no hemos explicado. Si estás interesado te puede servir para completar los apuntes. Si no estás interesado, puedes mirarlo para ampliar tu cultura y tu nivel de español.
El comienzo del reinado de Carlos en la Península Ibérica estuvo rodeado de una cierta controversia. A la muerte de la reina Isabel, la corona de Castilla pasaba a manos de su hija Juana, pero al ser incapaz de reinar debido a su “locura”, Fernando el Católico actuó como regente de su hija. Al morir el Rey Fernando, en la corte de Bruselas, los consejeros de Carlos, el hijo mayor de Juana, le apremiaban para que se proclamara Rey de Castilla y Aragón.
El 14 de marzo de 1516, en Bruselas, se proclamó a Carlos como Rey de Castilla y Aragón… pero con la frase “juntamente con la católica reina, mi señora”, con el objeto de tranquilizar a la nobleza castellana, que no veía con buenos ojos el advenimiento de Carlos como rey, siendo que su madre aún vivía.
CARLOS EN CASTILLA
Después de su proclamación como rey, Carlos no llegó a Castilla hasta un año y medio más tarde, en septiembre de 1517. Debido a una tormenta la flota del rey ancló en Asturias. Pocos días después, Carlos continuó su camino de casi un mes hacia Valladolid, para la sesión de Cortes donde Carlos juraría como rey de Castilla y León.
En su camino a Valladolid, Carlos se encuentra con su madre, la reina Juana, en Tordesillas, donde estaba encerrada. Este encuentro se llevó a cabo para obtener la seguridad de que Juana no sería un problema a la jura de Carlos como rey.
El Papa Adriano VI (Jan van Scorel)
Anteriormente había sido preceptor de Carlos V
El mayor problema del rey Carlos con sus súbditos penínsulares en esta primera etapa de su reinado, fue apartar a los castellanos del gobierno del reino y nombrar en los puestos más importantes a sus propios consejeros extranjeros, desoyendo los consejos dejados por Isabel y Fernando. Por ejemplo Carlos nombró a su preceptor, Adriano de Utrecht como obispo y después cardenal, para suceder al difunto cardenal Cisneros como arzobispo de Toledo.
El Rey no fue muy cordialmente acogido. No le gustó a nadie que repartiera los cargos más importantes de su gobierno entre los nobles flamencos que le habían acompañado. Además, desde el primer momento, se hizo evidente que el rey deseaba recaudar dinero a toda costa pues Castilla, dueña de los territorios que se estaban descubriendo al otro lado del océano, era muy rica.
Estas malas decisiones del rey de nombrar consejeros a nobles flamencos y de recaudar dinero a toda costa, dejaron el ánimo muy malo en Castilla. Este clima de descontento originó los dos conflictos más fuertes a los que el reinado del Carlos se enfrentó: en tierras castellanas: la revuelta de las comunidades –comuneros- y las germanias de Valencia.
La Revuelta de las Comunidades y los Comuneros, 1520-1521
Fue fundamentalmente una rebelión de los castellanos ante la imposición de funcionarios flamencos en el gobierno del reino, personajes que ajenos completamente a Castilla, simplemente usaron sus cargos para enriquecerse.
La situación se agravó en 1520 cuando el rey empezó a preparar su viaje a Alemania para ser coronado emperador. Para poder realizar este viaje necesitaba una gran cantidad de dinero. El rey consiguió de las Cortes reunidas en La Coruña este dinero. Las ciudades de Castilla habían dado órdenes a sus representantes en las Cortes de no conceder al rey más dinero. Por esta razón, cuando estos representantes volvieron a sus ciudades de origen, estalló una sublevación contra el rey en las principales ciudades de Castilla, León, Extremadura y Andalucía. Es la conocida como la revuelta de las Comunidades.
Las ciudades castellanas de los territorios mencionados eligieron a unos gobiernos municipales llamados Comunidades y, dirigidas por Toledo, crearon un ejército (llamado el ejército de los Comuneros). Este movimiento rebelde fue apoyado por los burgueses, los caballeros y los frailes. En cambio ni el alto clero ni los nobles lo apoyaron.
Los Comuneros, Padilla, Bravo y Maldonado en el Patíbulo
(Antonio Gisbert Pérez 1860)
La rebelión de las Comunidades y el ejército de los Comuneros fueron derrotados. Los principales jefes comuneros fueron ejecutados y la rebelión fue definitivamente aplastada en 1521.
Cuando el rey regresó a Castilla, demostró claramente que había aprendido bien la lección. Empezó a castellanizarse, es decir, a nombrar castellanos para los cargos de gobierno. A partir de aquél momento Castilla y las Cortes castellanas proporcionaron al rey el dinero de sus impuestos y el oro de América y se convirtió en uno de los centros del poder imperial y adquirió un nuevo papel en la política europea de aquél tiempo y de los siglos venideros.
Germanias de Valencia, 1519-1523
A diferencia de la rebelión de los comuneros, este conflicto en el reino de Aragón se disparó por la decisión de Carlos de favorecer a la nobleza, al nombrar como virrey a un miembro de la misma. Además, el rey permitió que se continuara con las tradicionales milicias locales para la defensa de las costas contra los piratas berberiscos. Estas milicias se levantaron contra el virrey impuesto por Carlos, llevando la revuelta a todo el reino: saqueos en tierras de nobles, ataques en las ciudades y contra los conversos y musulmanes al considerarlos del lado real.
El movimiento fue derrotado por el monarca y los nobles, y en 1523 se extiende un perdón general –a la par para los comuneros-, poniendo fin al conflicto en Aragón.
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Carlos V (Tiziano)
El 20 de octubre de 1520, los comuneros enviaron a Bruselas a dos mensajeros para hablar con el rey y entregarle las peticiones de Castilla para el buen gobierno del reino. El rey, que acababa de ser nombrado Emperador del Sacro Imperio, no les hizo ningún caso.
Castilla estaba en aquél momento gobernada por flamencos; tenía de regente, impuesto por el rey, a Adriano de Utrecht, que más tarde le nombraría Papa, Adriano VI, tal como nos cuenta Nieves Concostrina Ir a descargar